Si dejas la fe, ¡te acompaño!


Lo digo en serio y de todo corazón. Nadie mejor que un cura, probablemente, para hacer este camino contigo. Y hacerlo con salud e integridad. ¿Razones? Porque nadie mejor que él sabe lo dura que puede llegar a ser la vida en la fe, ni lo difícil que es creer. Ayer mismo se lo decía a un amigo que en confianza me decía que estaba perdiendo fe y vocación, y casi todo lo importante que había en su vida. (seguir leyendo)

¿A qué estás esperando?


Os comparto esta pregunta, porque puede que más de uno tenga necesidad de que alguien se la haga. Ya que no puedo sentarme “delante de ti” y hacértela “en tu cara”, permíteme al menos que mis palabras te alcancen a través de la red.

Encuentro personas que van por el mundo “deshinchadas y desganadas”. Hoy he tenido dos “visitas” de este tipo. No una, sino dos. Con dos perfiles diferentes, con dos contextos distintos, de dos realidades que nada tienen que ver entre sí, dos personas que entre ellas no se conocen. Y me sale decir que comparten un mismo perfil: No ser capaces de dar el primer paso. Les diferencia, de todos modos, algo básico. Una de ellas tiene que “dejar atrás”, lanzarse a lo nuevo, pero sobre todo hacer el tránsito de la liberación. En la otra persona, encuentro que lo tiene todo y está aguardando a “lanzarse hacia delante”. Alguien inteligente y perspicaz dirá que para que alguien abandone una vida tiene que coger otra, y viceversa. Pero os pido que penséis que son dos problemáticas diferentes unidas en la misma pregunta. ¿A qué esperas? (seguir leyendo)

Como sabéis, redirecciono últimamente todas las entradas al nuevo blog que estoy construyendo. Os invito a participar en él, y a tomarlo de referencia para los artículos. Gracias. Siento las molestias.

¿Quieres algo más de «lo normal»?


Si sientes esto dentro de ti me nace decirte dos cosas. La primera, felicidades, porque has superado la media normal del mundo y este empuje no te dejará ni vacío ni anodinamente colocado en cualquier parte del mundo. Si ya se ha clavado dentro de ti la necesidad de «salir de lo ordinario», buscar «lo extraordinario» es porque algo te ha tocado muy profundamente. Luego también eres una persona sensible, abierta e intensa. Hay algo en ti que te ha defendido de la mediocridad reinante. La segunda, ánimo. No tengas miedo y sé valiente. Has emprendido ya un camino que te llevará lejos. No dejes que pase la oportunidad de encontrarte con otras personas que, como tú, quieren ese «más», buscan ese «más».

  1. Recuerdo cuando yo comenzaba a tener esta pregunta «dentro» de mí. No se podía evitar. Estaba anclada, sólidamente colocada en el centro de todo. Fuera donde fuera, hiciera lo que hiciera, venía conmigo. Fueron muchos sitios los que visité por entonces, y en muchos de ellos deseaba quedarme. Quería permanecer en los lugares en los que me sentía realmente feliz, acompañado y comprendido. Porque uno de las grandes dificultades de esta pregunta es creer que estamos solos y no buscar también a compañeros de camino con quienes compartir las mismas inquietudes. ¡Los hay! ¡Y son muchos!
  2. Recuerdo que la relación con esas personas que compartían mi sueño era diferente a la del resto. Hablábamos de todo, como con todos, y de «algo más» que hacía que todo fuera tremendamente especial. Además, no formábamos un guetto aislado de los demás, tampoco nos gustaba «cerrarnos» en nosotros mismos. Eran tiempos de ganar en intensidad en la vida que nos impulsaba. Juntos parecíamos más valientes.
  3. Recuerdo que fue un gran don encontrar a la persona que me escuchaba por entonces, con quien podía encontrar sentido a lo que me sucedía y poner palabras a lo que buscaba. Fue un descanso cuando me atreví a decirle a alguien lo que intuía, y no encontré ni caras ni rechazo, sólo una llamada a buscar, y esta vez acompañado.

Te invito a buscar, porque estoy convencido de que quedan muchos jóvenes por despertar en el mundo, por compartir su vida y sus experiencias, por atreverse a hacer las cosas de forma diferente, muy diferente. A soñar, a ser positivos, a crear, a iluminar, a estar cerca, a hacerse presentes donde se les necesita, a dar una palabra de ánimo, a ser cercanos, a proyectar, a ser generosos, a dar vida, a construir la paz, a ser fermento de esperanza, a ser sal y luz…