Pedir lo que conviene – 5


Probablemente nadie se atreva a decir que estas peticiones -las del Padrenuestro- están mal, que no son acertadas, o que no son necesarias. Unas veces por respeto poco sincero, otras veces porque no sabría qué poner en su lugar. Pero la mayoría, seguramente, porque no conoce el tesoro que encierran. La Iglesia de los primeros siglos tenía esta oración como algo para “entregar” a los que iban siendo catequizados poco a poco. No era una oración que se explicaba después de aprender, sino que se vivía al mismo tiempo que se aprendía. Sin duda, todos ellos conocieron en lo cotidiano qué era eso de la voluntad de Dios, del Reino, o del nombre de Dios antes de empezar a rezarla. ¡Qué curioso! ¡Nos vemos en el lado contrario! ¡Explicándola después de decirla miles de veces! Sigue leyendo